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En este mes patrio, y siempre, que nadie se quede fuera. Por Dorheny García Cayetano

  • Foto del escritor: Veracruz En Acción
    Veracruz En Acción
  • 22 sept 2020
  • 5 Min. de lectura

Hoy quiero unir lo más relevante de estas fiestas patrias. Nuevamente vale la pena mencionar el contexto, pues ha sido muy duro enterarnos -a pesar de los esfuerzos de nuestro heroico sector salud- de la irremediable pérdida de cientos de familiares, amigos y conocidos, mientras enfrentamos una dura crisis económica que recorre el mundo. Hay una línea delgada entre endurecer las medidas sanitarias y no acabar con el ya debilitado comercio local.


Aunque la estrategia a nivel nacional ha sido coordinada, en las entidades se han tenido diversos esfuerzos para regresar escalonadamente a la nueva normalidad que van desde la toma de temperatura, aplicación de sanitizante y el uso obligatorio de cubrebocas, hasta evidentemente reducir la capacidad operativa de los establecimientos o permitir la operación solo en la modalidad para llevar.


En ese contexto, el Presidente rindió su segundo informe de gobierno en el cual nos dijo: “Es motivo de orgullo poder decir que en 7 de cada 10 familias está llegando cuando menos algún tipo de apoyo o presupuesto público, que es dinero de todos”, “Ahora hay justicia para el pobre y ya no manda la delincuencia organizada como antes.”

Quizá esto por sí solo nos lleva a la conclusión rápida y simplista de que tenemos al mejor Presidente en el peor momento, pero continuemos.


A un lado de la situación nacional, tenemos al partido que llevó a la Presidencia al licenciado Andrés Manuel López Obrador (y con ello la esperanza de varias generaciones y cientos de miles de familias que clamaban justicia) cuya dirigencia no supo, no pudo, ni quiso ponerse de acuerdo, autoseñalándose los unos a los otros; una dirigencia muy chiquita para una militancia enorme en donde todas las personas tomaron partido.


En una esquina, están quienes, por supuesto, se creen los merecedores inherentes de asumir la batuta.  En la otra, la realidad le pega en la cara a los anteriores: ahí están quienes fundaron el partido, tocaron cientos de casas al día para informar sobre el proyecto transformador, para pedir a la gente que se uniera a este gran proyecto. Claro, como era de esperarse lo lograron. Esas personas que en algún momento estuvieron en otras expresiones político-partidarias, hoy están echadas para adelante pidiendo que les dejen tomar decisiones.


La pregunta interesante es: ¿Cuál de estas expresiones es más valiosa? Demostraron los primeros que no ganamos elecciones sin los segundos; también se visibilizó que varios fragmentos de los estatutos ni son claros ni operantes. Por su parte, los segundos no pudieron ni alcanzaron a conformar comités de base ni invitaron a asambleas constitutivas, pero pertenecían a un sector que nunca pudo alcanzar por sí solo el primer bloque. Salvo mejor opinión, esta situación es clara señal de un partido plural sin pensamiento único que necesita una causa justa para reencontrarse, más allá de la pugna por la dirigencia. Parece que se encontró y no debe perderse ese ritmo.


Me refiero, evidentemente, a que en los últimos días una iniciativa ciudadana, impulsada por jóvenes estudiantes fue el motivo por el que unos y otros (con formas diferentes y alcances en distintos niveles) aceleraron el paso y consiguieron en 15 días la recolección de más de 2.5 millones de firmas. No omito mencionar que, a escasas horas de cerrar la recepción, uno de los equipos de Veracruz logró recaudar la nada despreciable cifra de 359 mil firmas.


Específicamente Xalapa ciudad donde no ganó una sola casilla Peña en la elección de 2012- colaboró con más de 34 mil firmas para realizar la solicitud de consulta popular para enjuiciar a los expresidentes. Por supuesto, no hay que tomar todo el crédito; si bien cientos de decenas de simpatizantes de Morena en todo el territorio nacional se movilizaron para obtener el resultado, lo cierto es que esto se debe al clamor popular que está con el Presidente.

Segundo ejemplo, la rifa del equivalente al avión presidencial a pesar de la crisis económica por la que pasamos.  Varias personas hicieron el esfuerzo de adquirir su cachito, no solo era la ilusión normal de volverte millonario sino la clara convicción de apoyar al sector salud y sentirte un poquito más patriótico al contribuir con esta causa. En algunos estados incluso armaron “el cachi-reto”, que consistía en tomarse la foto con el billete de la forma más linda posible. En la última quincena, como parece que nos encanta a las y los mexicanos, se observaron largas filas para adquirir no solo el boleto sino con su compra llevarse un poquito de esperanza.


Indudablemente, muchas cosas cambiaron con la nueva normalidad.  Pese a no haber gente en las calles, me atrevo a decir que la rifa fue un pequeño encuentro familiar, un evento del que propios y extraños estaban al pendiente. En resumen, para la nación fue un ganar-ganar, ya que entre los premiados resultaron hospitales y escuelas rurales. En Veracruz el hospital ganador está ubicado en Boca del Río, y fue anunciado por el propio gobernador del Estado, Cuitláhuac García.


Aunque fue un grito diferente, antes impensable en el imaginario colectivo, se dio el evento.  Nuestro Presidente, a la hora indicada, por fin desfiló por Palacio Nacional, acompañado de una mujer de primera, la querida Beatriz; ambos portaron una vestimenta de rasgos típicos, elegantes y sobrios al salir antes de tocar la campana y ondear la bandera, cantó las arengas tradicionales, aunque ahí se pone más interesante ya que integró:

¡Vivan las comunidades indígenas!, ¡Viva la grandeza cultural de México!, ¡Viva la libertad!, ¡Viva la justicia!, ¡Viva la democracia!, ¡Viva la igualdad!, ¡Viva la soberanía!, ¡Viva la fraternidad universal!, ¡Viva el amor al prójimo!, ¡Viva la esperanza en el porvenir!

Esto es relevante porque le da valor a todo lo que importa. Nos recuerda una vez más por lo que hemos luchado por años, y corona enchinando la piel de quienes con respeto gritamos en tono de celebración por la grandeza de nuestro México. En este grito y después de tanto y todo, nuestro único norte debe seguir siendo que nadie se quede fuera nunca más.

Concluyo con una pequeña reflexión sobre la oposición moralmente derrotada, esa que vaticinó el fracaso de la rifa, que dijo que las firmas no se iban a lograr, y que hoy solo puede criticar los colores del vestido de una mujer. No se cansan de perder y de equivocarse con sus predicciones chafas.


De este lado vamos bien y estamos de buenas. Quienes ejerzan liderazgos en lo local y nacional deben deslindarse de las grillas internas que poco le importan a la gente común, y reencontrarse tanto con las causas populares como con sus propios compañeros para estar en condiciones de ofrecer un partido que merezca la pena más allá del membrete. Un Morena, que como lo ha dicho tantas veces su mayor dirigente, hoy Presidente de la República, debe ser un instrumento del Pueblo, para el Pueblo y por el Pueblo.


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